miércoles, 18 de marzo de 2009

El vino y su desarrollo en Chile

El sector vitivinícola tiene una larga historia en Chile. En efecto, a partir de la segunda mitad del siglo XIX la industria vitivinícola nacional experimentó una gran transformación con la introducción de variedades viníferas francesas (cabernet-sauvignon, cot (malbeck), merlot, pinot noir, sauvignon, chardonnay, semillon y riesling, entre otros). El manejo de éstas fue asesorado por un conjunto de destacados enólogos del mismo país, sentando así la base del actual patrimonio vitivinícola chileno. Estos esfuerzos permitieron un fuerte desarrollo del sector, con un incremento desde 40 mil hás de viñedos en 1900 a más de 100 mil hás a final de los años 30, y con incipientes exportaciones a partir de mediados de los años 20.
Sin embargo, a partir de 1938, se prohibieron las nuevas plantaciones y trasplantes de viñas, como respuesta a las presiones externas por parte de los principales productores internacionales de vino, así como a aquellas ejercidas por los dueños nacionales de las grandes viñas que buscaban proteger sus intereses evitando una sobreproducción de vino. Junto con lo anterior, los gobiernos de esas décadas impusieron altas cargas impositivas al sector, como una forma de generar ingresos públicos y también combatir el alcoholismo en las clases populares.
Lo anterior configuró un cuadro crítico para el desarrollo vitivinícola, cuya superficie se estancó en 100 mil hás hasta la década de los '70, con una producción de vinos regulares sustentada en tecnologías muy atrasadas y orientada principalmente a satisfacer el mercado interno.
Esta crisis latente se desata entre 1982 y 1986 cuando, en un contexto de liberalización de la economía, se eliminó todo tipo de trabas. Ello permitió un fuerte incremento de la producción al mismo tiempo que se observó una caída muy importante en el consumo, lo cual redundó en una violenta disminución de los precios.
Como consecuencia de esta situación, se generó una reducción drástica del viñedo nacional que alcanzó su punto más bajo en 1994, con menos de 53 mil hás de vides viníferas. Desaparecieron gran parte de las viñas pequeñas y medianas y parte importante de las familias tradicionalmente propietarias de las grandes viñas fueron reemplazadas por grupos económicos y sociedades anónimas con mayor solvencia económica. Estas iniciaron un rápido y profundo proceso de inversión y modernización tecnológica, orientado a la producción de vinos finos de exportación.
1.1.El “boom” vitivinícola a partir de mediados de los '90
En la década de los '90 y con mayor fuerza en su segunda mitad, el sector vitivinícola se constituyó en quizás el más dinámico de los últimos años, con un incremento explosivo de la superficie plantada y de las exportaciones. Logró convertirse en el quinto exportador mundial de vinos, después de Francia, Italia, España, y Australia, con un monto de exportaciones que bordeó los US$ 800 millones en el 2004, aportando más del 5% del comercio mundial del vino (ver cuadro 1).
Este proceso se sustentó en amplias inversiones en tecnología e infraestructura, con modificación de los patrones de producción para así desarrollar vinos más jóvenes, frutosos y aromáticos, mejor adecuados a los gustos de los consumidores norteamericanos y europeos


Fuente: Elaboración propia en base a: Costa V., 2004; SAG, 2003; CCV, FIA, SAG, INE, 2004; ODEPA, 2004Notas: (a): Incluye la producción de vino a partir de uva de mesa. No incluye la producción de vino pisquero (vino para destilación), ni la producción de mostos concentrados y chichas.(b): Hasta octubre del 2004.(c): Corresponde a 1997, censo agropecuario. (d): Según catastro vitívinicola nacional, 2003, SAG, Departamento Protección Agrícola Viñas y Vinos.

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